domingo, 10 de febrero de 2013

Avilés: La cifra de bodas religiosas no deja de caer, con un descenso del 30% en 2012

Fuente: lne.es
Autor: Amaya P. Gion
Fecha de publicación: 05/01/2013


Ciento siete parejas contrajeron matrimonio por la Iglesia el año pasado, lo que se traduce en un retroceso de casi el 50 por ciento el último lustro


Las bodas religiosas no levantan cabeza. Las estadísticas que maneja el Registro Civil de los juzgados de Marcos del Torniello reflejan que el pasado año contrajeron matrimonio por la Iglesia en el partido judicial un total de 107 parejas, un 30 por ciento menos que en 2011, cuando se dieron el «sí quiero» ante un sacerdote 138 novios. Los enlaces eclesiásticos sufren desde hace años un descenso constante que se ha agudizado en los últimos ejercicios. No hay más que echar mano de las estadísticas anteriores: en 2008 fueron 208 las parejas que contrajeron matrimonio ante un altar. Es decir, en el último lustro las bodas religiosas se han visto reducidas cerca de un 50 por ciento.

El Registro Civil de los juzgados inscribió el pasado año un total de 344 matrimonios, de los que 237 (el 68 por ciento) tuvieron como maestro de ceremonias un juez o un concejal. Los enlaces civiles superan a las bodas de altar en el partido judicial avilesino desde 2007. Ese año contrajeron matrimonio un total de 450 parejas, 237 de las cuales lo hicieron por lo civil y 213 por la Iglesia. Desde entonces el número de bodas ha ido reduciéndose de forma constante y escalonada, si bien la mayor caída la registran los enlaces eclesiásticos.

Como cada año, los novios mantienen sus preferencias en el calendario para dar el paso al matrimonio. De las 344 parejas que se casaron el año pasado, 138 optaron por celebrar sus bodas en los meses de estío (entre julio y septiembre), si bien el otoño suma cada vez más adeptos. En 2012 contrajeron matrimonio entre octubre y diciembre un total de 80 parejas, una veintena más que en el mismo periodo del año anterior.

Y mientras unas parejas formalizan su relación, otras la dan por finiquitada. Siempre en base a las estadísticas del Registro Civil, en el año que acaba de concluir formalizaron su divorcio en los juzgados avilesinos 199 parejas; esto es, por cada cinco bodas que se celebran en el partido judicial, se tramitan tres divorcios.

El número de divorcios superó en 2010 a los enlaces matrimoniales en la comarca avilesina recuperando una tónica que se rompió en 2009, cuando las rupturas bajaron un 19 por ciento, una situación que los juristas y letrados achacaron a la crisis económica y que fue común en el conjunto del país.

domingo, 3 de febrero de 2013

Andalucía registra casi el mismo número de matrimonios civiles que religiosos

Fuente: elmundo.es
Autor: EFE
Fecha de publicación: 02/02/2013

La media española es de una unión religiosa por cada dos civiles.

A lo largo del pasado año se inscribieron en Andalucía casi el mismo número de uniones civiles que de matrimonios religiosos, con 15.946 y 15.917, respectivamente, y fue la comunidad autónoma donde se contabilizaron globalmente más matrimonios.

En el conjunto de España se registraron 99.898 uniones civiles, casi el doble de los matrimonios religiosos, que ascendieron a 55.033, la mayoría de ellos de confesión católica.

Así se recoge en la estadística 2012 aportada por el Ministerio de Justicia, y en la que Andalucía aparece como la comunidad autónoma donde se registraron más matrimonios -31.863- y donde casi se igualan las cifras de celebraciones civiles y religiosas.

En Cataluña destaca el gran número de uniones civiles, 20.881, frente a las 4.802 religiosas, al igual que en Madrid, comunidad en la que se inscribieron 16.976 matrimonios civiles y 5.497 religiosos.

Las regiones con menor número de uniones son La Rioja -352 civiles y 220 religiosas- y Cantabria -764 civiles y 436 religiosas-, además de las ciudades autónomas de Ceuta -267 y 193- y Melilla -308 y 66-.

Por confesiones religiosas, 41.778 uniones fueron matrimonios católicos y 549 por los ritos evangélicos, judíos e islámicos.

La ciudad en la que se celebraron más matrimonios evangélicos, judíos o islámicos en 2012 fue Madrid -127-, seguida de Ceuta -119-, y Valencia y Málaga con 50 en cada una.

Los matrimonios civiles casi duplicaron a los religiosos en Cantabria en 2012

Fuente: eldiariomontanes.es
Autor: EFE
Fecha de publicación: 02/02/2013

La región registró 1.200 matrimonios de los que 764 fueron civiles y 463 religiosos.

Cantabria registró 1.200 matrimonios en 2012, de los que 764 fueron civiles y 463 religiosos, con lo que los primeros casi duplican a los segundos, una situación similar a la media española.

A lo largo del pasado año se inscribieron en España 99.898 uniones civiles, casi el doble de los matrimonios religiosos, que ascendieron a 55.033, la mayoría de ellos de confesión católica.

Así se recoge en la estadística 2012 aportada por el Ministerio de Justicia, y en la que Andalucía aparece como la comunidad autónoma donde se registraron más matrimonios -31.863- y donde casi se igualan las cifras de celebraciones civiles y religiosas, ya que hubo 15.946 de las primeras y 15.917 de las segundas.

En Cataluña destaca el gran número de uniones civiles, 20.881, frente a las 4.802 religiosas, al igual que en Madrid, comunidad en la que se inscribieron 16.976 matrimonios civiles y 5.497 religiosos.

Las regiones con menor número de uniones son La Rioja -352 civiles y 220 religiosas- y Cantabria -764 civiles y 436 religiosas-, además de las ciudades autónomas de Ceuta -267 y 193- y Melilla -308 y 66-.

Por confesiones religiosas, 41.778 uniones fueron matrimonios católicos y 549 por los ritos evangélicos, judíos e islámicos.

La ciudad en la que se celebraron más matrimonios evangélicos, judíos o islámicos en 2012 fue Madrid -127-, seguida de Ceuta -119-, y Valencia y Málaga con 50 en cada una.

Las bodas civiles superan por primera vez a las religiosas en la provincia de Albacete

Fuente: Laverdad.es
Autor: Josechu Guillamón
Fecha de publicación: 23/01/2013

Según los últimos datos, al año se celebran 675 enlaces civiles frente a 634 matrimonios religiosos, la mayoría católicos.

Las bodas civiles han superado por primera vez a los matrimonios religiosos en la provincia de Albacete. Así lo reflejan las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), que muestran que en el año 2011 hubo 675 enlaces civiles, frente a 634 religiosos, de los cuales cinco no fueron católicos.

Las cifras en 2012 siguen la misma tendencia, ya que en el primer semestre del año se celebraron 334 matrimonios civiles frente a los 271 que celebró la Iglesia Católica y otro más bajo otras creencias religiosas. Unos datos que no sorprenden, ya que a nivel nacional los matrimonios civiles superan a los religiosos, desde el año 2009.

Por eso, para el vicario judicial de Albacete, Julián Ros Córcoles, las cifras tampoco le han supuesto novedad alguna, aunque nunca antes hubiera habido más bodas civiles que religiosas en Albacete. «Es la primera vez que sucede y responde a una tendencia iniciada hace bastantes años», dijo.

Los factores

En cuanto a los factores que explican este fenómeno, el vicario se refirió a que cada vez son más los divorciados que se casan. «Entre otros factores que influyen está el hecho de que unos 300 matrimonios son de personas divorciadas que, por tanto, no pueden celebrar un matrimonio canónico».

Pero esos no son los únicos argumentos de los que habla el religioso. «Por otro lado responde a una reducción general en el número de matrimonios celebrados debido a la debilitación de la institución matrimonial y, sobre todo, al hecho de que fracasan más de la mitad de matrimonios que se celebran por lo que se genera una desconfianza respecto al éxito del matrimonio. En último lugar, también la falta de trabajo en el contexto de la crisis económica es un factor que tienen en cuenta algunas parejas».

Nulidades

En concreto, según los datos del INE, en el año 2011, se produjeron un total de 750 matrimonios fracasados. De ellos 703 terminaron en divorcio, 46 en separaciones y uno terminó siendo anulado civilmente.

En lo que se refiere a las rupturas de matrimonios religiosos, que solicitan la nulidad, en el Tribunal Diocesano de Albacete se ha llevado la tramitación de 23 expedientes de causas de nulidad, lo que supone que ha habido cuatro más que en el año judicial 2011. De esas 23 causas, 12 corresponden al año 2012, mientras que el resto venían del año anterior.

Se han pronunciado nueve sentencias a favor de la nulidad del matrimonio, y dos causas se han extinguido por renuncia o caducidad. Por lo tanto se comienza el año 2013 con 12 causas en tramitación.

Según el vicario judicial, Julián Ros, que este año haya habido cuatro nulidades más que el pasado, no supone un aumento significativo. «Es el número más o menos medio habitual en nuestro Tribunal».

Las causas que alegan las personas que solicitan una nulidad eclesiástica de su matrimonio son varias. «Las más frecuentes son las que se refieren a la falta de capacidad para asumir las obligaciones esenciales del matrimonio o de valoración para emitir un verdadero consentimiento matrimonial como acto fundante del matrimonio».

En cuanto al por qué son rechazadas muchas de ellas, el vicario judicial de Albacete asegura que «Se rechazan las que en conciencia no consideramos, un tribunal de tres jueces, que aparezca probada la nulidad matrimonial. La nulidad, a diferencia del divorcio, no disuelve una realidad jurídica existente simplemente por decisión de una de las partes o de las dos, sino que declara que, pese a todas las apariencias, el matrimonio nunca llegó a constituirse por falta de alguno de sus elementos esenciales».

Esta tarde, a las 19 horas, en el salón de actos del Obispado de Albacete, monseñor Ciriaco Benavente, obispo de la Diócesis, presidirá el acto de apertura del Año Judicial en el Tribunal Eclesiástico de Albacete, acto en el que se abordarán todos estos temas.

La conferencia inaugural será pronunciada por María Elena Olmos Ortega, decana de la Facultad de Derecho de la Universidad de Valencia y Presidenta de la Asociación Española de Canonistas. La conferencia abordará las relaciones entre la justicia secular y la justicia eclesiástica, tratando diferentes propuestas para unas relaciones fluidas y eficaces entre la justicia eclesiástica y la civil, tales como el conocimiento de las peculiaridades de los ordenamientos civiles y canónico, tanto por parte de los jueces civiles como de los eclesiásticos; la creación de la figura del mediador, nombrado de común acuerdo entre ambas partes y especialista en ambos derechos; así como el establecimiento de reuniones conjuntas entre representantes de la jurisdicción civil y eclesial para elaborar protocolos de actuación conjunta ante cuestiones puntuales.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Más del doble de bodas civiles que religiosas en Valencia

Fuente: Lasprovincias.es
Autor: Redacción
Fecha de publicación: 14/09/2012

En el total nacional, las bodas civiles (97.666) aún están lejos de duplicar a las religiosas (63.091). Por el contrario, en 2011 las cifras oficiales de matrimonios en la Comunitat revelan por primera que se produjeron más del doble de enlaces exclusivamente civiles (11.235) que religiosos: 5.288 por el rito católico y 66 por otras confesiones. 

De hecho, el descenso en el número total de matrimonios se registra especialmente entre los religiosos, "por un proceso de secularización en la sociedad, además de que muchos enlaces civiles se producen después del fracaso en un matrimonio canónico", explica Ginés Marco, decano de la facultar de Filosofía de la Universidad Católica de Valencia.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Seis de cada diez bodas que se celebran son ya civiles

Fuente: Diario Vasco
Autor: César Coca
Fecha de publicación: 27/08/2012

La caída de los enlaces por la iglesia es vertiginosa: en diez años se ha pasado de 150.000 matrimonios a sólo 62.000

Casarse por la Iglesia en España empieza a ser casi una rareza. Seis de cada diez bodas que se celebran en el país ya son civiles y el descenso de los enlaces canónicos es tan acelerado que nadie se atreve a pronosticar dónde puede terminar. De hecho, hasta 2009 fueron mayoría. Ese año, la Iglesia vio cómo caía el penúltimo bastión que resistía ante el acelerado proceso de secularización vivido en el país -solo quedan los funerales- y las parejas que optaron por formalizar su relación en juzgados y ayuntamientos fueron más que las que pasaron por la vicaría. Era el resultado de un proceso de desgaste que es mayor mes a mes como prueban las cifras: en 1991, las bodas civiles apenas superaban el 20%. Diez años más tarde, pasaban algo del 26%. En 2011 rozaron el 60% al sumar 97.666, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

¿Qué está pasando para que en una década los matrimonios por la Iglesia hayan caído de 152.000 a 62.000? En primer lugar, se ha producido una reducción general del número de enlaces. Hasta época bien reciente, la cifra se mantenía más o menos estable en 200.000 bodas al año. El ejercicio anterior se cerró con apenas 163.000. Sin embargo, las bodas civiles no paran de crecer, aunque en los últimos años sea de forma muy modesta. Casi se han doblado desde 2000, cuando apenas representaban una tercera parte de las religiosas.

Jóvenes ajenos a la Iglesia

Parece, por tanto, que aún teniendo su influencia el rechazo creciente a formalizar las relaciones de pareja, las razones más poderosas son otras. Y la fundamental de todas ellas, según los especialistas, es que ha llegado a la edad de contraer matrimonio la primera generación de españoles que ha vivido completamente inmersa en el proceso de secularización que se inició en la segunda mitad de los 70. Son jóvenes cuya relación con la Iglesia ha sido escasa o nula y que no reciben ningún tipo de presión familiar -que sí sufrieron en muchos casos sus padres- para contraer matrimonio canónico. También son ajenos al concepto de unión para toda la vida que la Iglesia predica, como suele reiterar el sociólogo Javier Elzo.

Y eso es algo que preocupa, y mucho, a la jerarquía eclesial. En una entrevista concedida hace un año a este periódico, el cardenal Rouco Varela, presidente de la Conferencia Episcopal, reconocía de forma muy directa que uno de los efectos más negativos del proceso de secularización ha sido que la sociedad ve como normales los divorcios frente al concepto de matrimonio indisoluble sostenido por la Iglesia.

Precisamente los divorcios están también entre las razones del descenso de matrimonios canónicos. Un divorciado no puede casarse por la Iglesia -salvo en el caso infrecuente de aquellos cuyo primer matrimonio fue civil; ellos sí pueden optar por un enlace canónico para su segunda boda-, lo que reduce el número de candidatos. Resulta que la cifra de divorciados que se casan por segunda o tercera vez no es en absoluto desdeñable. El año pasado fueron 23.000 varones y 21.000 mujeres. Aunque en no pocas bodas ambos serían divorciados, es obvio que hay unas decenas de miles de matrimonios que no habrían podido ser canónicos por más que lo hubiesen deseado los contrayentes.

Distribución geográfica

Razones aparte, el decaimiento de las bodas por la Iglesia no se da manera uniforme a lo largo de la geografía española. Por comunidades autónomas, Extremadura, Andalucía y Castilla-La Mancha tienen más enlaces religiosos. Por provincias, las más pobladas -con la excepción de Sevilla- cuentan con mayoría de bodas civiles. Y hay dos casos muy relevantes, los de Barcelona y Girona, que con el 79 y el 78% respectivamente se sitúan muy por encima en esta materia de la media de países tan laicos como Francia, donde están en torno al 70%.

Los registros de algunas provincias revelan la magnitud de los cambios: Cataluña siempre ha estado muy cerca de Europa en los indicadores sociales relativos a la familia -presenta también índices altos de divorcios, bajas de tasas de nupcialidad y un elevado porcentaje de hijos nacidos de parejas no casadas-, pero el País Vasco y Navarra, que hasta los años 70 registraban los niveles mayores de asistencia a misa y de vocaciones religiosas, están ya muy encima de la media española en cuanto a enlaces civiles.

Lo que revelan también las cifras cuando se examinan por comunidades autónomas es que no existe relación alguna entre la ideología política de sus habitantes y su comportamiento a la hora de elegir la forma de celebración de su boda. La Comunidad Valenciana y Madrid, con muchos años de continuas victorias electorales del PP, tienen porcentajes elevados de bodas civiles. Andalucía, la región con un voto históricamente más definido a la izquierda, es de las pocas con mayoría de matrimonios canónicos. El voto no parece tener vinculación alguna con los comportamientos de índole privada.

miércoles, 11 de julio de 2012

Las bodas por la Iglesia en Málaga se desploman un 60% en la última década.

Fuente: Málaga Hoy
Autor: Sebastián Sánchez
Fecha de publicación: 08/07/2012

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Los malagueños que siguen confiando en el matrimonio se decantan por los enlaces civiles, formato que crece un 66% desde 2001 · Los datos muestran una variación de los modelos de relación de pareja.
Si hay una realidad que pone de manifiesto la evolución cultural y social que experimenta la sociedad en los últimos años, esa es la de los matrimonios, cada vez menos frecuentes, y el modo en que los mismos se producen. Las estadísticas oficiales constatan cómo en el caso de la provincia de Málaga el desapego de los ciudadanos con la Iglesia Católica es cada vez mayor, circunstancia que se traduce sin ambages en una más que significativa reducción de uniones con el templo como escenario. Frente a ello, y a pesar de la bajada que se produce en este tipo de uniones, la boda civil es hoy por hoy el formato de alianza más empleado por las parejas malagueñas.
Y para dar fe de ello, datos. De acuerdo con la información consultada por este periódico, entre 2001 y 2011 la cifra de matrimonios celebrados en la provincia se ha desplomado un 28%, pasando de 7.306 casos en el primero de los ejercicios a 5.260 el año pasado, lo que supone una variación de 2.046 enlaces. ¿Y dónde se localiza principalmente esta caída? En las uniones religiosas.
Detallando esta parte de las estadísticas, la Iglesia Católica tiene motivos más que evidentes para preocuparse. En el mismo lapso de tiempo anterior, este tipo de alianzas desciende un 61% en territorio malagueño. Si en 2001 fueron 5.418 parejas las que decidieron pasar por el altar, el ejercicio pasado apenas fueron 2.117 (3.301 menos). Mientras, los cada vez menos malagueños interesados en casarse prefieren acudir a la vía civil. Así, en la última década se observa una evolución de casi el 66% en esta senda de acción, elevándose el número de enlaces por esta vía de 1.859 en 2001 a 3.089 en 2011.
Para el catedrático de Psicología Social de la Universidad de Málaga (UMA); Luis Gómez Jacinto, esta reducción de las bodas, ya sean civiles o religiosas, es producto, entre otras razones, de cómo se han ido agravando "los problemas económicos de las personas, que tienen las dificultades a la hora de plantearse el casamiento". Aunque ello no implica, precisa el experto, que los ciudadanos huyan de la unión con otra persona. "Está claro que si en el año 1976 o 1977 la modalidad habitual era el matrimonio, ahora hay una mayor diversidad de fórmulas; la gente se sigue emparejando, se sigue enamorando, y hace planteamientos de convivencia, aunque es probable que a menos largo plazo", apostilló.
La visión del Obispado de Málaga coincide en algunos elementos. Un portavoz de la institución apunta a "la presión económica" como uno de los factores que puede estar pesando sobre las parejas a la hora de optar por la vía del matrimonio. Aunque no la única. "La tendencia puede obedecer a la nueva configuración social que se experimenta en España fruto de la coherencia con la que las parejas acceden al sacramento del matrimonio, a que hay parejas que ya han celebrado el matrimonio por la Iglesia y pretenden rehacer su vida con otra pareja diferente y no se declaró su matrimonio como nulo", indicaron.
En el marco de estas nuevas modalidades de unión hay que mencionar las parejas de hecho y, de otro, los matrimonios civiles de parejas del mismo sexo. En el primero de los casos, la tendencia se mantiene intacta en los últimos años registrados. En este sentido, las estadísticas de la Junta de Andalucía situaron en 1.004 las uniones de hecho en la provincia en 2010, mientras que en 2009 fueron 1.017 y en 2008, 983.
El sube y baja es la constante en los matrimonios homosexuales. En 2005, primer ejercicio en que se permitieron estos enlaces, en Málaga se contabilizaron 33 uniones (23 de ellas de varones), mientras que en 2011 han sido 152 (103 varones). El pico tuvo lugar en 2006 con 220 matrimonios de personas del mismo sexo. Un elemento a destacar es que de las 870 bodas civiles de mismo sexo realizadas en la provincia, 636 tuvieron como protagonistas a hombres, lo que supone el 73% del total.
La idea de que las uniones de las parejas son menos extensas en el tiempo contrasta, por ejemplo, con los datos de divorcios, nulidades y separaciones. En términos generales, estas fórmulas de ruptura se han ido moderando en los últimos años, coincidiendo, justamente, con los peores momentos de la económica de las familias. En la provincia, los datos del Instituto Nacional de Estadística elevan a 3.871 los divorcios ocurridos en 2011, algo superior al periodo anterior, pero muy por debajo de los 4.712 de 2006. Algo semejante ocurre con las separaciones. El año pasado se registraron 269, frente a las 657 de 2006.

sábado, 30 de junio de 2012

Sí, quiero

Fuente: El País
Autor: Metroscopia
Fecha de publicación: 27/06/2012
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El 75% de los españoles está casado, lo ha estado o vive en pareja. El 83% de los que se casaron, lo hizo mediante una ceremonia religiosa. Así lo afirma el 87% de los votantes del PP, el 82% de los del PSOE y el 73% de los de IU. Y tan solo un 17% se casó por matrimonio civil exclusivamente (13% de los votantes del PP, 18% de los del PSOE y 27% de los de IU).
Ahora bien, en el supuesto de que todos esos matrimonios se celebrasen ahora, el 48% de los contrayentes preferiría una ceremonia civil (el 60% de los votantes del PSOE y el 73% de los de IU), el 38% volvería al altar (el 63% de los del PP) y el 10%, simplemente, no se casaría.
Las pautas de nupcialidad han cambiado marcadamente en estos últimos años. El matrimonio civil predomina ahora, por primera vez en nuestra historia: según datos del INE, en 2004, un 63% de los matrimonios se contraía según el rito católico y un 37% era exclusivamente civil; en 2011, el 33% de los matrimonios son religiosos y el 65% civiles. Y además, el número de matrimonios celebrados, sean civiles o religiosos, lleva años en continuo descenso: en 2004, el movimiento natural de la población registró 216.149 matrimonios, en 2010 (último año con datos completos) se registraron 167.247.
Matrimonio1
Matrimonio2
Matrimonio3

viernes, 7 de octubre de 2011

Las bodas civiles superan ya a las religiosas en la provincia de Ourense

El número de matrimonios cayó un 34,4% desde 2000, debido al proceso de secularización de la sociedad ourensana pero también al descenso de población entre los jóvenes

Fuente: Laicismo.org
Autor: Laicismo.org
Fecha de publicación: 04/10/2011
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Las parejas ourensanas que decidieron hacer firme su compromiso matrimonial mediante una boda de tipo civil en el último año superaron, por vez primera, a las que lo hicieron por la vía religiosa, según los últimos datos provisionales sobre nupcias hechos públicos por el Instituto Galego de Estatística (IGE) la pasada semana. En concreto, de los 852 enlaces conyugales que anotó la provincia en 2010, un total de 389 se materializaron en una iglesia -católica- y 454 ante un juzgado o una casa consistorial -existiendo, además, ocho en los que no consta el tipo de celebración y un casamiento de otra religión-.

Este cambio de tendencia, constatado en las provincias de A Coruña y Pontevedra hace dos años, se produjo también en la de Lugo en 2010 y se suma a otra dinámica distinta: la merma importante en el número de parejas que, año tras año, deciden casarse en la provincia, tanto por lo civil como por lo religioso (al igual que ocurre en el conjunto gallego). En este sentido, las estadísticas también son categóricas. Revelan que Ourense sufrió una caída de un 34,41% en el total de casamientos registrados el pasado año (852) con respecto a los que se produjeron al inicio de la década (hubo 1.299 en el 2000), disminución que en este período se sitúa en un 22,27% de media en el conjunto gallego, siendo la provincia ourensana la que constata un mayor descenso.

Ambas realidades, según Miguel Cancio, profesor de Sociología en la Universidade de Santiago de Compostela, se deben, entre otros, a dos factores fundamentales: 'Al importante proceso de secularización que se vive ahora, en donde la gente huye de la cultura rígida del deber religioso en busca del confort' y a que, 'con respecto a las bodas civiles, los enlaces religiosos son más caros y burocráticos'. Asimismo, además, sostiene que, 'en la actualidad, los que deciden casarse por la Iglesia lo hacen más por la espectacularidad del acto en sí mismo que por convicción'. Desde el ámbito religioso, Emilio Outomuro, párroco en ejercicio desde hace más de 30 años en la Diócesis de Ourense, lamenta que 'cada vez hai menos bodas relixiosas porque supoñen un compromiso para toda a vida e, eso, -asegura-, asusta hoxe en día ós novos, que prefiren xuntarse sen máis'.

jueves, 6 de octubre de 2011

¿Por qué no te casas?

Aumenta la convivencia en pareja mientras caen los matrimonios en España - Más de la mitad de las menores de 30 años han formado una unión de hecho.

Fuente: El País.com
Autor: Charo Nogueira
Fecha de publicación: 28/08/2011
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Algunas parejas de hecho escuchan la pregunta con frecuencia: "¿Por qué no te casas?". La respuesta suele ser un "porque no quiero". Una falta de voluntad que puede albergar la alergia al papeleo, la sensación de que aún no ha llegado el momento o el derecho a decidir la vida propia al margen de las instituciones. Y eso pese a los inconvenientes: las uniones de hecho, registradas o no, tienen ciertos derechos menguados, mayores dificultades para hacerlos valer y, en ciertos casos, notable inseguridad jurídica. En cambio, el matrimonio, la pauta tradicional y desde 2005 abierta a las personas del mismo sexo, reporta beneficios automáticos. Pero no todo es cuestión de derechos. También están las libertades.

"Cuando se preguntan los motivos para casarse, la respuesta siempre es la misma: 'porque nos queremos", señala Gerardo Meil, catedrático de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid. Pero el amor también justifica convivir sin pisar el juzgado o el altar. Y ese es un paso cada vez más frecuente, aunque podrá medirse tras el censo de este otoño. En el anterior, de 2001, las parejas de hecho eran más de medio millón, frente a casi nueve millones de matrimonios. Los expertos prevén ahora un guarismo muy superior. Sobran motivos: más de la mitad de las mujeres de menos de 30 años que conviven o lo han hecho formaron su primera unión sin casarse, uno de cada cinco jóvenes (21,6%) se inclina por la convivencia sin boda y uno de cada tres bebés nace fuera del matrimonio.

¿Por qué no casarse? "Es la pregunta del millón. A falta de estudios, la respuesta solo puede ser tentativa", responde la socióloga Marta Domínguez Folgeras. "Hay gente que cree que el matrimonio está pasado de moda, o que ya no tiene tantas ventajas gracias a las leyes que van igualando los derechos de convivientes y casados, o que es más fácil deshacer una pareja si no hay boda", enumera esta profesora de la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona). "Un sustrato ideológico de libertad y la mayor autonomía femenina también están detrás del fenómeno", añade.

Elementos que se suman en una fórmula en boga y "con perfiles menos marcados", concreta Domínguez, autora del estudio 1995-2006. Diez años de cambios en las parejas españolas (CIS, 2011). A tenor de su investigación, algo más de seis de cada 10 mujeres menores de 30 años que conviven o lo han hecho formaron la primera unión sin casarse (los datos proceden de encuestas de fecundidad, en las que solo se pregunta a féminas). En 1995 eran algo más del 20% y esa fórmula se ceñía sobre todo a las mujeres de nivel educativo alto y, en general, con trabajo remunerado. Esas dos características ya no pesan, pero sí otras: la convivencia sin boda es más frecuente en el mundo urbano, entre quienes han vivido algún tiempo fuera de la casa paterna y entre los hijos de divorciados. La edad también es relevante: a mayor juventud, mayor convivencia de hecho.

"Uno de los factores que empujan a los jóvenes a optar por la convivencia es que consideran que su forma de vida es un asunto privado que no compete a nadie", tercia Luis Ayuso, profesor de sociología en la Universidad de Málaga. Uno de cada cuatro que convive o piensa hacerlo considera que la boda "es pura apariencia social", añade este experto que ha trabajado en los informes Jóvenes Españoles de la Fundación Santa María.

La apuesta por la convivencia gana terreno pese a que la fórmula se topa con mayores inconvenientes que los matrimonios. Entre ellos, cierta inseguridad jurídica. A falta de una ley estatal que regule las uniones de hecho, las comunidades autónomas han legislado, pero no todas ni de la misma manera. De las 17, 13 han aprobado leyes distintas -alguna muy completa, como la catalana, pionera en 1998-. Cuatro carecen de norma, aunque tres de ellas, junto con Ceuta y Melilla, sí han creado registros de parejas. Se trata de Castilla-La Mancha, Castilla y León y La Rioja. La Comunidad Autónoma de Murcia es la única en la que, amén de no haber ley, tampoco hay registro autonómico. En normas estatales, como la que regula la pensión de viudedad, se recoge cierta equiparación de derechos entre casados y convivientes, pero por lo general a los últimos se les exigen más requisitos, aunque su unión conste oficialmente en un registro. Y eso ese paso no se da siempre.

"Hay muchas uniones que no quieren tener papeles, y asumen los inconvenientes de no registrarse", explica Ayuso. Prima el afán de libertad, la convivencia sin ataduras. "No lo veo tan raro. Dar el paso de registrarse tiene cierto componente ritual y entraña compromiso. Es como un matrimonio de segunda clase. Por eso, muchos prefieren casarse antes que registrarse", apunta Meil, autor de Las uniones de hecho en España
(CIS, 2003).

"Tras hacer encuestas y trabajos cualitativos con jóvenes sobre los motivos para casarse", explica este experto, "he llegado a la conclusión de que la gente, además de valorar las ventajas legales que ofrece el matrimonio, que normalmente desconoce, tiene la percepción de que el rito matrimonial da seguridad". La boda es "un acto formal sacralizado, aunque sea ante un juez", prosigue Meil. "Es algo que hay que organizar, que se realiza ante una persona que representa a la autoridad y ante testigos. Los invitados son el círculo de personas relevantes para los contrayentes y cuya opinión les importa".

La boda equivale a mayor seguridad y compromiso aunque ya pueda disolverse tres, meses después de contraerla. "La idea asentada es que el matrimonio dura para toda la vida, salvo que se rompa. En cambio, la pareja de hecho dura mientras dura", recapitula Meil. Es decir, la convivencia sin papeles tiene un matiz transitorio, mientras el matrimonio carece de "connotación temporal".

Con todo, los matrimonios caen -su número desciende desde 2005 y los civiles superan ya a los religiosos-. La aprobación de las bodas entre personas homosexuales ha contribuido ligeramente a aumentar la cuenta de los civiles. Se han celebrado 18.634 hasta 2010. Entre otros, el de Toni Poveda, presidente de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB). "Para nosotros, el matrimonio no solo supone derechos, sino también dignidad, igualdad legal. Tiene mucho de militancia". Pero también hay parejas homosexuales que optan por la convivencia sin papeles. "Quieren tener menos deberes, aunque eso les genere menos derechos. Está el afán de libertad y el hecho de que el matrimonio se ha considerado durante mucho tiempo una institución arcaica", afirma Poveda.

No hay datos para saber si el descenso de los matrimonios guarda relación con un incremento de las parejas o si es otra consecuencia más de la crisis económica y que retrasaría la creación de nuevos hogares al margen del estado civil de sus protagonistas, sostiene Meil. "Lanzarse a convivir está condicionado por la seguridad en el empleo, por tener dinero para un piso...".

De lo que sí está convencido este catedrático es de que la pareja de hecho se plantea con frecuencia como un "matrimonio a prueba", un paso previo para acabar en el juzgado o la iglesia, señala el catedrático de la Autónoma. La procreación sigue empujando a los españoles casarse, aunque sea cuando los hijos ya han nacido, añade. Pero esa pauta general de casarse para tener hijos o al tenerlos también se quiebra, según el investigador Daniel Devolder, del Instituto de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona. En la encuesta de demografía de Cataluña de 2007, ha observado un cambio que considera extrapolable a toda España: antes las parejas tendían a casarse cuando se decidían a ser padres, ahora se lanzan en mayor medida a tener hijos sin pasar por el templo o el altar. La Constitución y el Código Civil establecen la igualdad entre los hijos, nazcan dentro o fuera del matrimonio. Estos últimos han ido en aumento: ya son el 34,5% de los recién nacidos.

Con hijos o sin ellos, ¿qué inclina la balanza para decidir el tipo de boda? Las creencias religiosas, en primer lugar, según la investigación de Ayuso. La fe empuja a la Iglesia, y su ausencia, al Ayuntamiento o el juzgado. La tradición familiar influye ante los enlaces religiosos. La tolerancia social y la secularización también pesan en los platillos.

Pese al auge de la convivencia, la mayoría de los jóvenes piensa en casarse, según los datos de este profesor de la Universidad de Málaga. El matrimonio es la expectativa mayoritaria para las personas de 15 a 24 años: "El 39,5% preferiría casarse por la Iglesia, el 16,8% por lo civil; el 12,7% haría una pareja sin papeles, el 8,9%, con papeles". El 3,1% apuesta por no convivir de ninguna forma y el 19% no sabe o no contesta. Si se cumplen esos propósitos, el matrimonio seguirá gozando de una salud relativamente buena.

"Antes la pareja estaba formada por un hombre y una mujer con un proyecto común, que se casaban para tener hijos y ayudarse mutuamente. Ahora la pareja no tiene por qué estar formada por hombre y mujer, ni tiene por qué casarse ni tener hijos. Ni siquiera tienen que vivir juntos", reflexiona Luis Ayuso. "El matrimonio ya no es una unidad, sino dos personas", prosigue. Y la pareja de hecho, también.
Derechos y trabas
- Aunque las leyes han avanzado en la equiparación de derechos con los matrimonios, a las parejas de hecho se les suelen exigir unos tiempos de convivencia mínimos que no rigen para los casados.

- La Seguridad Social dispone de la regulación más concreta sobre parejas de hecho a nivel estatal. Es la que afecta a la pensión de viudedad. Para percibirla, la pareja superviviente debe demostrar al menos cinco años de convivencia ininterrumpida en el lustro anterior al fallecimiento. Para quien se hubiera casado basta un año de matrimonio.

- Para que un miembro de una pareja tenga derecho a la asistencia sanitaria derivada de la cartilla del otro es preciso acreditar un año de convivencia continuada. Para los casados es un derecho automático.

- El derecho civil general reconoce menores derechos a las parejas que a los matrimonios ante las herencias. De no haber testamento, el viudo de hecho carece de derecho a herencia. En los matrimonios, el miembro superviviente siempre tiene derechos.

- La Ley de Arrendamientos Urbanos establece que, en caso de fallecimiento, el cónyuge del inquilino tiene derecho a la prórroga del contrato de la vivienda. En cambio, la pareja debe debe llevar al menos dos años de convivencia. Sin embargo, este requisito no rige si existen hijos en común.