miércoles, 5 de octubre de 2011
VigoBodas
martes, 4 de octubre de 2011
De Ritos y Rituales. De comuniones y confirmaciones (2ª parte)
Está resultando sencillo sustituir las ceremonias religiosas de nacimiento y matrimonio por otras civiles o laicas. Esto se debe a que los motivos que nos impulsan a celebrar estos eventos podemos desmarcarlos del sentir religioso y atribuirles un significado más acorde a modernos criterios sociales; de hecho los bautizos están siendo sustituidos por ceremonias de bienvenida, de acogida o de otorgamiento de la carta de ciudadanía, denominaciones que pretenden devolver a estos rituales su verdadero significado. Las instituciones civiles están ayudando en este aspecto al generar actividades rituales con las que celebrar los requisitos legales que hay tras las firmas e inscripciones en sus registros. También es cierto que el impulso costumbrista de estos eventos es difícil de abortar y es que en el fondo siempre existirá nuestra natural necesidad de ritualizar los momentos importantes de nuestra vida.
Esta necesidad es también la que nos debe impulsar a la hora de celebrar otros dos importantes momentos que hasta ahora pudiera parecer que sólo tienen significación religioso, me refiero por supuesto a la primera comunión y a la confirmación. Ha llegado el tiempo de desvincular estos dos importantes momentos del contexto religioso, devolverles su verdadero significado natural, social y humano, y en consecuencia celebrarlos con rituales acordes y adaptados al sentir laico. No podemos dejar de celebrar los ritos de entrada en la pubertad y en la madurez, que de eso se trata, pues desde siempre han tenido tanta importancia o más que el nacimiento y el matrimonio.
Ahora nuestra sociedad, en este giro evolutivo hacia la laicidad, se encuentra con un vacío ritual que debe ser llenado. El rechazo del rito religioso unido a la desconexión del significado original de estos ritos y quizás también a que las instituciones no están ofreciendo alternativas a este respecto, pueden estar abocando estas celebraciones a la desaparición. Pero no debemos caer en el error de realizar un paripé de lo religioso. Una sociedad que madura en el camino hacia la laicidad debe saber alejarse de la influencia religiosa y así poder redescubrir y recuperar el sentir natural del ser humano. La religión tomó lo que ya existía, lo transformó y lo impuso con sus propias normas. Ahora nos toca a nosotros recuperar lo que siempre fue, adaptarlo a las nuevas formas, a los nuevos tiempos, para que sea incluido en el sentir laico y en base a nuestra libertad de conciencia crear una nueva forma de sentir y celebrar la vida ajena a todo credo, fundamentalismo o imposición formal.
La religiosa primera comunión ha sustituido, quizás abocada por su propia moral, a los antiguos ritos de paso de la niñez a la pubertad. No olvidemos que al fin y al cabo lo que se celebraba con estos ritos era la madurez sexual. A su vez la confirmación (la conversión en “soldados” de Cristo) ha sustituido a los importantísimos ritos de madurez, a través de los cuales se adquiere la condición de adulto y se puede acceder a los diferentes status sociales (político, guerrero, sacerdote…)
Ahora nos toca a nosotros reconocer la importancia de estos momentos, redescubrir su significado y volver a ritualizarlos adaptando las formas al sentir laico. Como dice Ana Lía López en su estudio sobre las ritualidades contemporáneas “los ritos contemporáneos parecen exceder en mucho la búsqueda de legitimación de la entrada en la madurez sexual y aparecen como una acuciante demanda de reconocimiento, de ser, de existir, de habilitación como ser cultural, perteneciente a algún lugar social.”
Fernando Rivadulla
sábado, 9 de julio de 2011
De Ritos y Rituales. De comuniones y confirmaciones… (1ª parte)
El rito es aquella ceremonia simbólica compuesta por un conjunto de reglas y normas, establecidas en el tiempo y en la tradición, y que se repiten de manera estricta e invariable para expresar el contenido de algún mito, entendiendo por este; un relato de hechos maravillosos cuyos protagonistas acostumbran a ser personajes sobrenaturales o extraordinarios. Se constata que los mitos forman parte del sistema religioso de una cultura, que los considera historias verdaderas. Tienen la función de otorgar un respaldo narrativo a las creencias centrales de una comunidad.
El ritual es la observación de las formalidades y normas establecidas para realizar el rito, es decir, la expresión formal del rito. Y esta se lleva a cabo a través de símbolos que representan las creencias que subyacen en el mito. Y esta no es una cuestión baladí, este acto pedagógico procura la asimilación directa de los conceptos a través de las imágenes simbólicas. Es, ni más ni menos, que la puesta en escena de nuestro más atávico pensamiento mágico. Ahora bien, el ritual no sólo pretende expresar los ritos, esta no es más que una de sus facetas. Otra no menos importante es la de facilitar la necesidad natural de expresar las creencias (no necesariamente religiosas) y los cambios de estado o estatus (ritos de paso o de iniciación)
Las circunstancias han facilitado la asociación de estos dos conceptos a lo estrictamente religioso, y nada más lejos de la verdad. En nuestra vida diaria tenemos la oportunidad de presenciar y de compartir infinidad de rituales seculares que poseen sus propias normas, su propia tradición y la misma carga simbólica y mágica que los religiosos. A tal fin podríamos señalar infinidad de rituales sociales (fiestas nacionales), culturales (premios, reconocimientos), políticos (nombramientos), deportivos (ceremonias de clausura y apertura de las olimpiadas), etc. En nuestro día a día celebramos y participamos en rituales muy arraigados, dotados de su propio ritmo, símbolos, textos, música pero que pasan desapercibidos. Los cumpleaños por ejemplo; con su reunión social, su ágape, su tarta, sus velas, sus deseos, sus canciones, sus regalos, sus felicitaciones, cumplen todos los requisitos formales para que se le otorgue la consideración de ritual. Y hay más; las celebraciones de fin de año y año nuevo (brindis, uvas), despedidas de soltería, los pasos de ecuador estudiantiles, las jubilaciones… son los que más pronto me vienen a la cabeza. Y gracias en gran medida a las nuevas tecnologías y la facilidad en la comunicación, que surgen rituales nuevos; quiero hacer alusión a uno de ellos que destaca por su simpleza y por su hermoso contenido. Hablo de escribir tu nombre y el de tu amante en un candado para dejarlo eternamente colocado en la barandilla de algún puente o estructura de especial significado. Que expresión más sencilla de amor, esperanza e ilusión… En la toscana “Vía de L’amore” se amontonan por cientos en cualquier sitio susceptible de ser colocado (la foto que acompaña a este texto está tomada en la puerta de entrada de la Vía). Me dejó muchos más en el tintero.
Los rituales son el fruto de nuestro innato pensamiento mágico. Tenemos una necesidad de celebrar los momentos importantes de nuestra vida y de hacerlos públicos, un impulso natural del corazón a compartir y hacer partícipe a la comunidad de nuestro cambio de estado o estatus. Es por ello por lo que, en virtud de esta forma de pensamiento, ritualizamos esos momentos y los representamos con símbolos. El pensamiento mágico sigue presente hoy día, no sólo en las consultas de de toda suerte de adivinos, curanderos y nigromantes, sino también -y sobre todo- en la asunción que hacemos de los resultados que tendrá para nosotros lo no demostrado, lo no comprobado (cremas mágicas, dietas mágicas, productos mágicos…) y que entra por nuestros ojos fundamentalmente a través de la televisión y los medios publicitarios. De la misma manera que estos medios se aprovechan de la existencia del pensamiento mágico para “colocarnos” sus productos milagros, la Iglesia se ha aprovechado a lo largo del tiempo para colocarnos también sus propios mitos y adaptarlos así a los ritos naturales ya existentes. Al igual que hizo al colocar sus iglesias en los lugares de culto pagano con el único objetivo de sustituir las creencias locales y evitar así la competencia, ha institucionalizado ritos religiosos que han ido sustituyendo en la memoria a los ritos de paso preexistentes (nacimientos, bodas, funerales…) Pero quiero hacer especial mención aquí a los ritos iniciáticos de la pubertad y la madurez que han quedado totalmente desvirtuados en sus significados originales al ser sustituidos por los ritos cristianos de la primera comunión y de la confirmación. A ellos dedicaré la segunda parte de esta entrada…
Fernando Rivadulla
lunes, 27 de junio de 2011
Los mal llamados bautizos civiles…
El paripé es una simulación, un fingimiento, así lo define el diccionario. Y de ninguna manera nuestro trabajo pretende simular o fingir nada. En un contexto social en el que hasta ahora había primado el sentir religioso, es natural que la creencia otorgue certeza y validez solamente a sus sacramentos. En honor a la verdad el rito religioso no es más que el paripé del efecto interior y espiritual que dios obra en las almas a través de estos símbolos y es causante de gracia, según sus convicciones…
Pero si la creencia desaparece, si la convicción no es la religiosa, entonces ¿qué papel otorgamos a la ceremonia ritual? ¿Sólo el del paripé? Creo que debemos ser más respetuosos con nuestra necesidad ritual, comprenderla y situarla en el lugar que le corresponde; En un contexto laico, de sentimiento no religioso, las ceremonias tienen el valor que han tenido desde que el hombre es hombre; celebrar los cambios y hacerlos públicos para que así la comunidad los acepte y respete.
Uno de estos momentos, que debemos quitar del cajón de los paripés como quitamos en su día el de la boda, es el nacimiento. La iglesia a través del rito del bautismo, concepto que le es propio, justifican a través de sus creencia la inclusión del recién nacido en la comunidad cristiana. Por lo tanto este término no es apropiado para representar otros ritos ajenos a este. Las instituciones civiles (juzgados y ayuntamientos) están utilizando inadecuadamente este término y cayendo por lo tanto en el error de la simulación y el fingimiento de lo religioso, es decir del paripé, cuando esa no debe ser la pretensión.
Desde Ceremonias Alternativas queremos otorgar al Rito de Bienvenida el lugar que le corresponde. Públicamente, ante la familia y los amigos, es decir, ante la comunidad, los padres y la familia desean celebrar la llegada del nuevo ser y de comprometerse con él en la satisfacción de sus necesidades básicas, de sus necesidades emocionales y de sus necesidades sociales. Motivos más que suficientes para diseñar para ellos ceremonias que expresen estos momentos y estos sentimientos.
A través de sencillos ritos realizados con los elementos naturales (el agua, la arena, el fuego…) representamos estos dos importantes aspectos que deben formar parte de la expresión social de este momento; la Bienvenida al infante y el Compromiso de amor y cuidados por parte de los padres. Y lo hacemos celebrando en un solo rito tres Bienvenidas que separamos por sus diferentes significados; La Bienvenida a la Vida, representada a través del agua; la Bienvenida a la Familia, representada a través de la tierra; y la Bienvenida a la Comunidad representada a través de la Imposición del Nombre, un rito imprescindible que añadimos a esta ceremonia.
Si los padres desean celebrar este momento haciendo uso de la tradicional figura de los padrinos, una vez definida por ellos su responsabilidad y colaboración futura para con el recién nacido, se procede a representarla y confirmarla a través de un rito simbólico basado en el fuego (velas, incienso, etc.)
Esta no es más que una de las posibles propuestas que ofrecemos y que muestran nuestra forma de entender la ritualidad, y porque no, la espiritualidad. Creemos que su expresión define perfectamente lo que se viene a comunicar y celebra adecuadamente el sentir de los padres y de la familia. Son precisamente estos factores los que se deben buscar en los ritos laicos.
Fernando Rivadulla
domingo, 26 de junio de 2011
Ritualidad y LGBT
Mucho tiempo ha pasado desde que en aquel junio de 2005 se aprobara en España una ley similar. A día de hoy poco progreso ha habido en el resto del mundo a este respecto. Es normal la indignación, palabra ahora tan de moda, de todos los colectivos LGBT mundiales. Tanto en Europa como en Norteamérica no son más que media docena de estados los que a través de valientes y humanas leyes permiten el matrimonio entre personas del mismo sexo. Lo que a estas alturas a nosotros nos parece normal, con el permiso de los colectivos ultra católicos, en otros países son todavía fuente de numerosos conflictos. Los colectivos LGBT han de seguir en lucha una buena temporada hasta que se consiga que, lo que en unos países es un acto consecuente y de justicia, en otros todavía siga siendo una entelequia. Ni nombrar queremos a esos países en los que esta cuestión todavía se dirime en los púlpitos antes que en los escaños y su transgresión se paga incluso con la vida…
En lo que a nosotros compete y desde 2005 modestos pasos se han dado para que las diferentes instituciones públicas se hayan adaptado a las nuevas necesidades que esa ley generó. Los juzgados y los ayuntamientos han ido gestionando lenta y paulatinamente, a medida que las solicitudes los iban desbordando, espacios y ritos para atender la demanda ceremonial que comenzó a surgir desde los diferentes colectivos humanos que por una u otra razón no pueden o no quieren acceder a los ritos establecidos en nuestras costumbres (nos referimos a los religiosos, por supuesto). Entre ellos cabe destacar el colectivo de personas separadas o divorciadas, que si por la Iglesia fuera tendrían vetada incluso la entrada en el propio templo. El colectivo cada vez más amplio de no creyentes, de indiferentes, e incluso de no practicantes que desean optar a ritos laicos antes que a los religiosos; no olvidemos que una encuesta realizada en el lejano 2008 reflejaba que apenas un 29% de los españoles se declaran cristianos practicantes y el I.N.E. certificaba que en 2010, por primera vez en la historia de este país, las ceremonias civiles superaron a las religiosas. Y no podemos olvidar el colectivo LGBT, protagonistas de este post, y al que tanto le ha costado acceder al “mercado” ceremonial. Y prácticamente hablamos nada más que de bodas, los nacimientos no se celebran civilmente nada más que en un puñado de ayuntamientos, y del resto de ceremonias ya ni hablamos…
Ahora empresas como la nuestra, conocedoras de estas realidades y sensibles a sus necesidades, damos comienzo una nueva etapa en este país en la cual la empresa privada se sitúa en ese espacio vacío entre las conocidas y aburridas ceremonias religiosas tradicionales y las impersonales y descoloridas ceremonias civiles. Se trata por fin de celebrar el amor, la alegría, la vida y hacerlo de manera acorde al sentir de nuestros corazones y dando rienda suelta a nuestra libertad de expresión, a nuestra creatividad y a nuestros sueños. Debemos sentirnos libres a la hora de expresar nuestras decisiones y la manera en la que lo hemos de hacer.
Ceremonias Alternativas, empresa pionera en Galicia, diseña y celebra no sólo ritos laicos de creación propia sino que revive y readapta la tradición celta a través de la cual nuestros ancestros celebraban sus ritos de paso. No sólo los momentos importantes por excelencia como lo son las bodas y los natalicios (ritos de bienvenida a la vida o imposición de nombre), que existen desde que el hombre es hombre, antes incluso del sentir religioso. Sino también aquellos ritos que han sido absorbidos por las distintas religiones; como el paso a la adolescencia (comunión), el paso a la edad adulta (confirmación) e incluso los ritos fúnebres.
Ha llegado el momento de optar por esta nueva manera de expresar los momentos importantes de nuestra vida. Nuestros ritos de paso (de cambio) hemos de sentirlos hermosos, solemnes y sagrados independientemente de nuestro sentir religioso.
Fernando Rivadulla
lunes, 14 de febrero de 2011
Necesidad ritual y oficialidad del rito
Fernando Rivadulla
lunes, 31 de enero de 2011
Casi el 65% de las bodas son civiles, mayoritarias ya en las cuatro provincias gallegas
Autor: Galicia
Fecha de publicación: 28/01/2011
Esta última sigue siendo la que conserva en mayor medida la tradición del enlace católico, pero los no religiosos han avanzado tanto que son ya más del 59% del total. En Ourense se acercan al 64%, en Pontevedra representan el 64,4 y en A coruña, casi el 67 %.
Otra tendencia común a las cuatro provincias es la del descenso de los nuevos matrimonios. En el primer semestre de 2010 se celebraron 3.700, mientras que en ese período de 2009 se superaron los 3.900.
Casarse por la iglesia ya no está de moda...
Fuente: Granadahoy.com
Autor: S.V. / Granada
Fecha de publicación: 30/01/2011
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Casarse no está de moda. Quizá por la crisis y lo que cuesta organizar una boda, quizá por el cambio de mentalidad de los jóvenes o quizá por el aumento de los solteros, lo que es cierto es que cada año se celebran menos bodas.
Pero los que aún deciden casarse han dado un vuelco a las estadísticas y en la provincia de Granada por primera vez se celebran más matrimonios civiles que religiosos.
Según las diferentes estadísticas y registros de enlaces, las uniones por la religión católica en la provincia han pasado de suponer un 53% durante el primer semestre de 2009 al 47,2% registrado durante los primeros seis meses del año pasado. Una caída que contrasta con el repunte de los enlaces exclusivamente civiles, que han pasado de suponer el 45% al 51,9 en el primer semestre del año pasado, según los datos extraídos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y del Instituto de Estadística de Andalucía (IEA).
De enero a junio de 2010 se celebraron en la provincia de Granada un total de 1.248 matrimonios según la estadística de Movimiento Natural de la población actualizada por el INE esta semana. En este primer semestre del pasado año, junio fue el mes con más bodas (410) y enero el que menos (88).
Del total de enlaces celebrados, 648 fueron solo civiles (51,9%), 590 se celebraron según la religión católica (47,2%) y cinco correspondieron a otras religiones. Unos datos que contrastan con los del mismo periodo de 2009. Según el IEA, en esos seis meses se celebraron 1.419 enlaces, 171 uniones menos en apenas un año. De estos, 764 fueron católicos (53,8%), 649 sólo civiles (45%) y seis de otras religiones.
Con estos datos, y si se sigue la tendencia, las bodas civiles ganan terreno y se imponen a los matrimonios por la Iglesia.
En España la cifra de matrimonios eclesiásticos también ha bajado mucho en el último año, lo que ha hecho que la Iglesia responda ya a esta tendencia social de apuesta por las parejas de hecho, los matrimonios civiles o simplemente la ausencia de 'contrato' entre las partes.
El propio portavoz de la Conferencia Episcopal Española, Juan Antonio Martínez Camino, sorprendió hace unos días declarando que el matrimonio civil "a los tres meses puede ser disuelto por cualquiera de las partes, sin dar ninguna razón. Es decir: es un contrato mucho más leve que contratar un servicio telefónico o de telefonía móvil, que usted tiene muchas dificultades para rescindirlo, para celebrar uno nuevo", dijo. Además, se quejó de que los matrimonios civiles "se pueden repetir cada tres meses. Es decir: cuatro veces en un año y, en cambio, los canónicos son para toda la vida". Unas declaraciones no exentas de polémica y de reacciones.
Pero lo que está claro son los números y los expedientes de matrimonios religiosos han descendido casi siete puntos porcentuales comparando el primer semestre de 2010 con el de 2009 y por primera vez se celebran en la provincia de Granada más matrimonios civiles (en juzgados, ayuntamientos u otras ceremonias laicas) que dentro de una iglesia.
martes, 23 de noviembre de 2010
Recuperar el pasado...
Fuente: GaliciaHoxe.com
Autor: Rebeca Fernández
Fecha de publicación: 12/06/2006
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domingo, 14 de noviembre de 2010
Vigobodas, la feria de los novios
La razón de nuestra presencia en esta feria es mostrar nuestro proyecto ceremonial nupcial. Queremos aportar no sólo ideas nuevas, frescas y originales, sino una una nueva forma de entender los ritos matrimoniales.